La Escuela Nacional de Teatro sopla su decimosexta vela

 

Hoy 15 de marzo próximo, la Escuela Nacional de Teatro (ENT) celebra su 16avo. Aniversario. Es la ocasión de rendir homenaje a sus fundadores, cuyos esfuerzos titánicos hicieron de esta institución ejemplar, la mejor escuela de teatro del país.

 

Una eminencia en su campo

Los autores, actores y directores Marcos Malavia, y Muriel Roland cuya fama no es necesario demostrar, han fundado esta institución artística que aseguran todavía hoy la dirección. El primero, orureño y la segunda de Besançon (ciudad ubicada al Este de Francia) detienen ambos la escritura y la puesta en escena de más de treinta obras teatrales. El binomio dirige desde 2004 la escuela boliviana que cada año capacita a actrices y actores profesionales en artes escénicas. Es la única escuela del país habilitada para proporcionar un diploma reconocido a escala mundial.

 

Una escasez de reconocimiento de teatro a nivel académico.

 

Marcos Malavia no podía soportar que su país natal esté desprovisto de escuelas de teatro oficiales y aún de centros culturales académicos. Según él Bolivia tiene que emanciparse de sus arcaísmos y de sus prejuicios. El arte es una disciplina de pleno derecho y la profesión de artista no es un pasatiempo o un entretenido juguete. Por eso debería en el siglo 21, ser reconocido como tal. Marcos Malavia ha recibido un gran aprendizaje en Santiago de Chile así como en Paris donde se ha convertido de aprendiz a director y dramaturgo franco-argentino Alfredo Arias. Sigue una multitud de realizaciones artísticas como la escritura y la puesta en escena de varias obras, la creación de un festival de teatro, la colaboración transdiciplinaria con grandes médicos alrededor del papel del teatro en la terapia y la educación de los pacientes… Muriel Roland por su parte recibió una capacitación artística pluridisciplinaria pasando por el teatro, el mimo, artes dramáticas, baile, acrobacia, esgrima, técnicas de meditación asiática, pero también canto clásico y de jazz, solfeo … Además de haber escrito y realizado un gran cantidad de obras, se dedicó recién a la teoría científica teatral realizando una tesis en una universidad parisina titulada : La construcción geométrica y rítmica del espacio y del tiempo, del gesto del actor hasta el escenario – La creación de una pedagogía del cuerpo al teatro a la Escuela Nacional de Teatro de Santa Cruz.

A pesar de esta gran ascensión comprobando el talento de Marcos Malavia y de Muriel Roland, el último desafío aún no se había realizado: Transferir todo este bagaje cultural en Bolivia para crear la primera escuela nacional del país. Una escuela que capacitaría actores y actrices bolivianos inculcándoles habilidades en teatro, pero también algunas herramientas en baile, música, artes marciales y aún acrobacia.

 

La Escuela Nacional de Teatro no fue construida en un día.

 

En fin, los esfuerzos hercúleos de los directores han dado resultados. Sin embargo, este sueño arriesgado que podía quedar en una desilusión. ¿Qué mecenas aceptaría financiar un proyecto como tal? Después de que este último haya sido rechazado en la Paz, Cochabamba, Sucre, Marcos Malavia y Muriel Roland encontraron al Mons. Nicolás Castellanos (OSA) quien aceptó acoger su escuela universitaria en su fundación “Hombres Nuevos” creada en 1999. Esta organización no gubernamental de desarrollo (ONGD) lucha para: «el desarrollo sostenible y la promoción social de las personas y comunidades más desfavorecidas de Bolivia”. Establecida en el Plan 3000, acoge hoy en día varios colegios que han ayudado a más de 15 000 niños, pero también una escuela de informática, de turismo, y en fin de teatro ofreciéndoles becas universitarias con más de 500 universidades a través el mundo. La financiación de la construcción de la Escuela Nacional de Teatro ha sido posible gracias a la Cooperación de la Generalitat de Valencia que ha invertido más de un medio millón de euros. Finalmente, la escuela ha podido adquirir un reconocimiento internacional gracias a su integración en la Universidad Católica Boliviana “San Pablo”.

 

Una ascensión espectacular

La construcción de este gran edificio que incluye hoy despachos administrativos, salas de clase, de baile, de acrobacia y de música ha sido fulgurante. Solamente dos años fueron suficientes para construir el cuerpo principal del establecimiento. Por lo tanto, Marcos Malavia no esperó este plazo para ponerse las pilas. “¿Falta una sala para la clase de acrobacia? ¡No importa, vamos a hacerlo afuera!”. Ningún obstáculo pudo frenar el dramaturgo obstinado para quién los alumnos no sólo son escolares sino más bien guerreros del arte. ¡Y en fin, cómo hablar de la Escuela Nacional de Teatro sin mencionar su magnífica sala de espectáculo pudiendo acoger hasta 500 espectadores!  Lo que le permite llevar la delantera en términos técnicos de estructura y de capacidad, a comparación de cualquier otro teatro boliviano. A la diferencia de varios teatros europeos que han adaptado locales existentes para convertirlos en sala de espectáculo, toda la disposición de la escuela cruceña ha sido minuciosamente conceptualizada en función de este objetivo. La ubicación del Plan 3000 es estratégica porque le permite erigir un puente entre la periferia de la ciudad y su metrópoli. Implementarse en la parte más rica de la región no tiene ningún mérito y ningún interés. El interés es justamente hacer que se beneficie a todos los ciudadanos y sobre todo a los más necesitados, razón por la cual las tarifas de inscripción son realmente accesibles.

 

¡Feliz cumpleaños!

 

Si los tiempos son a veces duros y que la escasez catastrófica de apoyo por parte de las autoridades locales, de la Alcandía y del Estado engendran complicaciones financieras, una cosa es segura: La Escuela Nacional de Teatro acaba de celebrar su 16avo. Aniversario y el futuro le guarda varios y bonitos años de enseñanza, de capacitación y de solidaridad. Son hoy en día decenas de estudiantes de América Latina y de Europa que cada año, vienen a disfrutar de una enseñanza de calidad. Y cada día que Dios hace, el espacio para el desarrollo del teatro boliviano crece en las salas de clases y sobre el escenario dando lugar a distintos procesos de transmisión de nuevos conocimientos en un medio donde las condiciones laborales para el teatro hayan sido propiciadas por sus mismos profesionales.

¡Qué sigan haciendo crujir las tablas del teatro boliviano!

 

 Los alumnos no esperaron la construcción de los locales para empezar la clase de acrobacia.